Una de las decisiones a las que todo el mundo se enfrenta en algún momento de su vida es entre vivir de alquiler o comprar una casa. Para salir de dudas, acudimos a los profesionales de Habitissimo, que han identificado las 5 señales que te ayudan a entender cuándo es el momento para dejar de ser inquilino y convertirse en propietario.
1. Estar listo para formar una familia
El momento más oportuno para comprar una vivienda está condicionado por la situación laboral, económica y familiar. Ser propietario es para muchos el primer paso para estabilizarse. Por tanto, un buen momento para plantearse la compra de su primera vivienda coincide con aquel en el que nos sentimos preparados para formar una familia.
2. Tener estabilidad económica
Comprar una casa da estabilidad y a su vez la exige. Tener cierta solidez económica es imprescindible a la hora de comprar una vivienda. Contar con ahorros, unos ingresos regulares y no tener deudas que pagar permite dar este paso con serenidad.
3. Encontrar una propiedad en el momento adecuado
El deseo de comprar una vivienda no lo es todo, ya que siempre está condicionado por una oportunidad. A veces hay ocasiones que no se pueden perder. Si el precio y la calidad están en línea con los objetivos que habías previsto, merece la pena pensar en ello. Comprar podría ser la decisión acertada en ese momento.
4. Pensar en el futuro
Es importante hacerse preguntas para entender si comprar una casa en un momento dado es la elección correcta o no.
5. Querer modificar y personalizar el hogar
Quienes viven de alquiler la mayor parte del tiempo experimentan la incomodidad de tener que vivir en un entorno que no satisface sus necesidades. La mayoría de los contratos de alquiler prohíben hacer cambios y obras para adaptar la propiedad a sus necesidades. Esa libertad de poder modificar y personalizar el hogar es otra razón para moverse hacia la compra en lugar del alquiler.
Para no equivocarse en la elección es necesario distinguir las necesidades de los deseos. Las necesidades deben incluir cosas que no se pueden cambiar, como la ubicación, la proximidad a las escuelas, el presupuesto, la cantidad de habitaciones, los m2, etc. Los deseos, por otro lado, pueden incluir cosas que no son esenciales y que se pueden cambiar después de la compra, como el estilo de la casa, los colores de las paredes, la presencia de una ducha en lugar de una bañera o el sistema de calefacción.
Fuente: Idealista News